El Terapeuta: durante el proceso de la psicoterapia, el terapeuta proporcionará contención y guía, apoyo,  información y educación respecto al problema que enfrenta la persona, al tiempo que le ayudará a adquirir aptitudes y formas de acción y relación más adaptativas. Pero fundamentalmente incentivará en el consultante  una mayor capacidad de auto-observación y de autoconocimiento. De manera que cuando finalice la psicoterapia la persona pueda seguir utilizando lo aprendido, pues lo que en ella aprenda será algo que siempre lo acompañará.....
La labor del psicoterapeuta es dirigir a la persona en este proceso rehabilitador, reflexionando con él, proporcionándole datos técnicos ya sea de psicofisiología o psicobiología, de funcionamiento cerebral, de psicopatología o de su experiencia como profesional para que, poco a poco y gracias a todos estos datos, el paciente encuentre, libremente, la forma de pensar, sentir y actuar mas adecuada y sana para él y, posteriormente, entrenarle hasta que se implante y automatice este nuevo tipo de procesamiento.
 

El consultante: por su parte, debe tener una actitud colaboradora, activa y con el deseo y la confianza en que podrá resolver y cambiar sus problemas. A lo largo de la terapia pueden generarse emociones intensas, que no debe reprimir, sino que su expresión y comprensión, son una parte muy importante del tratamiento. Debe saber que la psicoterapia no se limita a los minutos que dure la sesión, es muy importante que ponga en práctica en su vida cotidiana los conocimientos adquiridos durante el tratamiento y explorar nuevos modos de significar su experiencia.